miércoles, mayo 31, 2006

ETAPA 4: SANTO DOMINGO DE LA CALZADA - BURGOS

Ayer, tras comer en Santo Domingo de la Calzada, doy una vuelta por el centro de la pequeña ciudad, que tiene una Catedral preciosa. El Albergue está muy bien y tiene un aspecto bastante familiar. En una especie de ático, un salón cocina con los baños y, a ambos lados, dos grandes dormitorios.
Mi nuevo amigo Richard, un vasco de 31 años, y yo, compramos unos espaguetis, salchichas, beicon, queso rallado y salsa de tomate, además de unos tomates que picaremos con ajo. Invitamos a un peregrino a acompañarnos a la mesa y él pone una botellita de vino. La cena está acompañada por un escandaloso chico que se ha pasado con la bebida, aunque no crea ningún problema.
Otra buena noche, sin molestias y amanezco ayer a las 6'00 h. A las 7'00 h salgo y, como Richard tiene el soporte portaequipajes roto, decide ir por carretera. Además, espera que abran Correos para quitarse 6 kg de exceso de equipaje. Yo empiezo y decido hacer la etapa en solitario.
La etapa del día de Canarias empieza con la salida de Santo Domingo por el puente sobre el río Oja, que da origen del nombre de la Comunidad Autonómica, La Rioja. Después, tras pedalear entre campos de cultivo, llego al Grañón que será el último pueblo de la provincia riojana. Después, también entre extensos cultivos de cereales, llego a Redecilla del Camino, ya en Castilla-León.
Continúo y comienza a hacer frío, por lo que, antes de iniciar el descenso hacia el pueblo de Belorado, tengo que ponerme el impermeable para cortar un poco el frío viento; el cambio de temperaturas se ha notado considerablemente. Richard me llama por teléfono para decirme que me espera en Belorado, donde sellamos las Credeciales en el albergue y parroquia renacentista de Santa María, que tiene un retablo de Santiago caminante del que saco una foto. Tras realizar una compra en un autoservicio, vamos a la plaza del pueblo donde entramos en un cafetería para tomar un café con leche para ver si entramos en calor. Yo lo acompaño con pan con semillas de sésamo recién horneado y un delicioso tomate. Richard y yo nos despedimos, el tomará de nuevo el asfalto y yo continuaré por la pista, hasta más adelante.
Continuando por el Camino, llego hasta el pueblo Villafranca de Montes de Oca, a los pies de los Montes de Oca, desde empieza un duro ascenso al Alto de la Pedraja (1.150 m). En el inicio tengo que echar pie a tierra en más de una ocasión ya que, como los amantes del ciclismo de montaña saben, ponerse de pie sobre la bici para imprimir más fuerza al pedaleo y sentir que se pierde tracción, es síntoma de que la dureza es extrema y que necesario parar y empujar. Cuando la pendiente se vuelve más gradual entro en un precioso bosque, al parecer el último que veré hasta el Bierzo en León, sobre un manto verde de alta hierba y helechos. Al coronar la cima encuentro un Monumento a los Caídos. Desde allí, y salvando previamente un fuerte repechón en una estrecha senda, comienzo un largísimo descenso hasta el Monasterio de San Juan de Ortega para sellar la Credencial y continuar hacia Agés. Aquí paro para comer algo de fruta y descansar del esfuerzo anterior. Continúo el pedaleo, me divierto, voy bien de forma. Observo que "sólo" me quedan 581 km para Santiago.
Desde allí llego a Atapuerca, famoso por sus yacimientos arqueológicos, y comienzo un complicado ascenso en la Sierra de Atapuerca junto a unas descuidadas alambradas de una zona militar. Una vez en lo alto, la recompensa es el inicio de una divertida bajada trialera con la vista de la monumental capital burgalesa en la distancia dejando una mina de hierro a mi derecha.
La entrada a Buegos es complicada y me paso el desvío original del camino por lo que, cuando me doy cuenta, decido volver hacia atrás, unos 2'5 km durísimos debido al fuerte viento de cara.
Estoy agotado y llegar hasta el albergue rodando por los polígonos industriales de Burgos y entre las calles de la ciudad, me desaniman ligeramente después de lo bien que iba.
Circulo a lo largo del río Arlanzón hasta llegar al Parque El Parral, donde se encuentra el albergue, unos barracones de madera anticuados y en mal estado. Richard me espera y nos acomodamos, por suerte, en un amplio dormitorio que aún está vacío, por lo que podemos elegir litera. Los otros dos compañeros de viaje que siempre van juntos, son el burgalés Jesús, de 67 años y origen Aranda del Duero, y Manolo, de unos 40 años y de Valencia, ya se han acomodado, pero a ellos les ha tocado el pequeño dormitorio, ya atestado de gente.
Tras la ducha, nos vamos los cuatro al centro de Burgos para visitar la Catedral y comer algo; unos buenos bocatas de morcilla de Burgos con unas cañas de cerveza bien fría y de segundo, para mi, media ración de asadura que está exquisita. De postre, cortado con un poco de Baileys, un día es un día.
Después hacemos una pequeña visita turística, viendo el Paseo del Espolón, el arco de Santa María, la Catedral con el famoso papamoscas, ese muñeco del siglo XVI que abre la boca cuando da cada campanada, el Ayuntamiento y la Plaza Mayor. Después se echan unos Riberas del Duero, tras tener un altercado en un bar en el cual nos servían Cigales, que según Jesús es tan buen vino como el Ribera del Duero, por Ribera del Duero. Compramos un par de botellas y nos las llevamos al albergue. Lo pasamos realmente bien y nos echamos unas risas.
Después a dormir y prepararse para el día siguiente. Hoy han sido unos 80 km y mañana esperan otros tantos; Burgos - Carrión de los Condes (Palencia).

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, Bueno un poquito de agua hace más emocionante el camino ja ja...
Son km. pero te quedan muchos días así que no creo que tengas ningún problema.
Lo duro se hace al principio y ya tu llevas un pequeño rodaje ja ja.
Cuidate y ya te veré otra vez por aquí.

Saludos

Anónimo dijo...

Que alegria leerte,increible el cuerpo humano como se nota que empiezas a habituarte a las inclemencias, ya no aparece la palabra cansancio, ronquido, rozaduras, incluso te sientes bien pedaleando, ni te quejas por tener que bajarte en grandes subidas.. resignación a tope,te has habituado al ritmo Juan creo que a partir de ahora no hay quien te pare, ni las temidas lluvias.... cuenta que ha sido de "chico" y sus acompañantes, nos has dejado en la duda...
Un abrazo Juan, ya ves todos dispuestos a velar por tí en la distancia,saludos Ana y ennorabuena por ese retoño...

Hasta la proxima Juan...