domingo, mayo 28, 2006

ETAPA 1: PAMPLONA - ESTELLA

Bueno, llegó el momento de contar mi primer día del Camino de Santiago desde un ciber de Logroño.
Podría resumirlo en SUFRIMIENTO; sí, la etapa de ayer fue más dura de lo que imaginaba. También es verdad que se juntaron varios factores, entre ellos la semana de inactividad pasando seis horas sentado, el calor (30 grados a la sombra), el horario (a las 3 de la tarde subiendo el Alto del Perdón) y la alimentación.
Bueno, la mañana empieza sin contratiempos, me despierto a las 7'00 h de mañana para coger el autobús del hotel que me lleva al Terminal T4 a las 8'00 h en punto. Sin embargo, no puedo desayunar, ya que, si bien entre semana el desayuno empieza a las 7'00 h, los fines de semana la cafetería abre a las 8. Tampoco hay problema con la facturación, sin embargo, como pronosticaba el día anterior, IBERIA siempre tiene alguna sorpresa reservada; esta vez, para empezar, el vuelo se anuncia retrasado 10 minutos, que no es mucho. Llaman al embarque, subimos al autobús y, cuando esperamos dentro del mismo, nos hacen bajar, al parecer, porque falta un miembro de la tribupación y deben localizar a alguien de imaginaria... ¡¡no, por favor!! Al final, por suerte, según nos devuelven nuestras tarjetas de embarque y entramos de nuevo en la terminal, nos comentan que podemos embarcar al cabo de menos de un minuto. Menos mal... Ahora, en el autobús la anécdota; un chico se nos ha colado al equivocarse de puerta de embarque, ya que su vuelo, destino Vigo y en última llamada a sus pasajeros, tenía asignada la puerta contigua a la nuestra y se despistó. Le pide al conductor que pare y le deje allí mismo, pero el chófer le dice que eso no puede hacerlo, pero que avisa por la emisora.
El vuelo es largo pero tranquilo. Llegamos al aeropuerto de Pamplona sobrevolando el Monte del Perdón, que a lo largo del día tendré que subir, pasando Cizur Menor y Mayor. Recojo el equipaje sin problemas y busco un rincón fuera del terminal para desembalar y montar la bici que, afortunadamente ha llegado sin ningún problema. Por el retraso del vuelo y lo que tardo en montar la bici y cambiarme de ropa, salgo de Noáin dirección Pamplona sobre las 12'00h, para recoger mi Credencial.
Empiezo a pedalear y me siento muy bien, con fuerzas y con ganas. Hace sol pero el aire es fresco. Si embargo entrar en Pamplona es más complicado de lo parece; arranco en dirección correcta, pero doy la vuelta porque me da la impresión que la carretera me lleva a una autopista. Vuelvo sobre mis pasos y tomo otra que también me lleva a otra autopista. ¿Qué hago? Pues preguntar, aunque sabemos que los hombres nunca hacemos eso. Me mandan al mismo sitio por donde iba la primera vez, pero esta vez tomo otra salida que, tras pasar por un zona comercial, desemboca en la Avenida de Zaragoza. A partir de ahí, rodar por Pamplona es genial. Ya conocía la ciudad y había visto dónde estaba el Arzobispado, por lo que no tengo problemas en llegar hasta él. Allí, toco a la puerta y me recibe un señor que me da la Credencial y rellena una ficha con la que se queda. No sé si fue el haber puesto que realizaba el Camino por fines deportivos y que me declaraba ateo, ellos lo ponen como "Sin religión" que, cuando iba a abandonar el lugar, me dice que debe cobrarme. Yo le pregunto que cuánto es y me responde que la voluntad ¿? Entonces, ¿cómo es que me tiene que cobrar? Y si no me da la gana de darle un céntimo ¿es eso cobrar? En fin... que aflojé y me fui de allí... Empecé oficialmente a la una de la tarde.
Seguí el Camino por el interior de Pamplona, pasando delante de su precioso ayuntamiento que estaba muy animado con bailes típicos en su plaza, me crucé con pasacalles, crucé la Vuelta del Castillo tras haber dejado la Taconera a mi derecha, y enfilé la calle hacia Cizur Menor.
En Cizur Menor me despisto y cojo un camino equivocado siguiendo la carretera en vez de desviarme por una pista de tierra a la derecha. El calor empieza a apretar y estas equivocaciones se pagan. Una vez en el buen camino, empiezo a subir un sendero que se empina hasta el punto que he de bajar del sillín; es mi primera bajada de la bici, pero no será la última. Con las temperaturas subiendo, comienzo el ascenso al Alto del Perdón, lugar "Donde se cruza el Camino del Viento con el de las Estrellas", tal como reza el Monumento a los Peregrinos. Y es que la cima de este monte está plagada de molinos de viento para generar energía eólica. Si bien no se sube hasta lo más alto del monte, al ascenso hasta el lugar por donde pasan los peregrinos es muy, muy duro llevando 10 kg en las alforjas. En muchos tramos tuve que bajarme de la bici para arrastrar y, aún así, era difícil mover la parte de atrás debido a su peso.
Una vez en lo alto, sobre las 15'00 h, una parada para contemplar el paisaje, se contempla Pamplona y su aeropuerto en la distancia, y tomar algunas fotos. Un grupo de ciclistas que van de vacío, sin alforjas, descansa. Se lo han montado muy bien, porque me da la impresión que entre los 6 o 7 se han alquilado una furgona grande en la que llevan todo y creo que van turnando el conductor. Tras varios minutos de descanso, y una vez elloa han iniciado el descenso, es mi turno. Había leído que la bajada era complicada y ciertamente los es. Mucha piedra suelta y tramos muy pronunciados; prefiero no arriesgar y bajo despacio.
Gracias a las fuentes que me encuentro a lo largo del recorrido, puedo ir refrescándome y tomando agua, porque este calor ya no hay quien lo aguante. Uterga, siguiente pueblo en mi etapa, es donde paro a comer algo; medio bocadillo y un Aquarius para reponer sales minerales. Sin embargo, el cansancio es muy grande, y las fuerza está muy justas. Cuando termino en el Albergue "Camino del Perdón" continúo y tomo la senda señalada pero me lleva a un terreno impracticable para la bici. He de volver al Albergue para seguir por carretera hasta Muruzábal, después vuelvo a la senda original y llego a Obanos, donde fotografío la preciosa Iglesia de San Juan Bautista. Prosigo hasta Puente La Reina, donde sello mi Credencial y visito la Iglesia del Crucifijo del s. XII-XIII, de fundación templaria y con una portada preciosa, la Iglesia de Santiago, también con pórtico románico. Para salir de la población, cruzo el puente románico que le da su nombre. Me encuentro a 20 km de Pamplona y continúo dirección Estella. Hasta allí todo es sufrimiento. Bajo el terrible sol, el camino se vuelve sendero y algunos trazados provisionales se empinan tanto, que arrastro la bici caminando 20 metros y parando para recuperar el aliento. Maldecía contínuamente; si esto iba a ser así todos los días, iba a fracasar. Pero luché contra las adversidades hasta llegar a Lorca, donde una pareja de amigos que se preparaban para las fiestas de esa noche, estaban montando un escenario en la plaza del pueblo, me dicen que el camino que queda es fácil. A mi se me antoja duro, ya que voy con las fuerza al límite. Llego a Estella a las 20'30 h, sin fuerza para ver nada, sólo para buscar un alojamiento y descansar. Paso por delante de la Iglesia del Santo Sepulcro, con un pórtico impresionante, hasta llegar al albergue, que está lleno, por lo que tengo que ir hasta el polideportivo de Ayegui, a la salida de Estella, acondicionado para los peregrinos. Allí si tienen cama, una litera en un cuarto grande bajo las gradas del polideportivo. Tras una ducha, las instalaciones están bien, subo a cenar para recuperarme; pasta y filetes de pechuga de pollo. El alojamiento con desayuno me cuesta 8 €. Sobre las 22'00 h me voy a dormir, porque el albergue hay que abandonarlo antes de las 7'30 h y nos despiertan a las 6'00 h. Me cuesta conciliar el sueño porque, sin pensar en las consecuencia, me tomé dos PEPSIs durante la cena para paliar el calor y el cansancio. Estoy molido, me duele el culo del sillín, pues para este recorrido es imprescindible la amortiguación delantera. Duermo poco pero bien y, afortunadamente, nadie ronca de forma escandalosa.
Aunque la distancia media prevista a recorrer es de 50 km al día, mi idea es hacer menos en las etapas iniciales que son más duras y aumentar en Castilla, pues es más llana y se presta a ello con el mismo esfuerzo, al final he recorrido 67 km en una etapa que, teóricamente, era de 45 km. Las equivocaciones, el ir a Pamplona desde el aeropuerto y las obras de la autovía Logroño-Pamplona (al parecer incrementan el recorrido en unos 5 km) han pasado factura. A ver cómo se presenta el día de mañana.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buenas estimado amigo....
Me apetecía poder seguir tu periplo pero he estado una semana fuera de vacances.
Me encantan los comentarios: Ancha es Castilla y muy buena la decisión de comenzar con etapas cortas al principio por este motivo.
Desde Las Palmas te animamos a continuar ya que, aún sin haber hecho el recorrido, te envidio por las aventuras y desventuras que vivirás según me han comentado las lenguas que con anterioridad lo han realizado.

NOTA: Echo en falta alguna fotilla que pudieras adjuntar.

Suerte y ánimo.

Alejandro Ana y Carlota